La semana pasada, en la jornada 7 del futbol mexicano, se dio el encuentro entre los Tuzos del Pachuca y los cementeros del Cruz Azul, con una goleada de 4- 1 por parte de los albicelestes. La afición tuza, pionera de las “barras” mexicanas gracias a la llegada del argentino Andrés Fassi al club, demostró su descontento respecto al juego del club y lanzó un petardo hacia el defensa de la máquina, Christian Riveros.
Por tal situación, la Federación Mexicana de Futbol decidió vetar por un partido, el próximo 8 de marzo ante el Veracruz, las gradas del Estadio Hidalgo. Tanto cuerpo técnico como directiva habían acatado tal disposición y el juego se llevaría a cabo en la “Bella Airosa” a puerta cerrada.
Algo cambio los rumbos y los altos mandos del club decidieron trasladar el encuentro al Distrito Federal, e irónicamente al Estadio Azul, que con mucho gusto, abre sus puertas a todo el público, dejando a un lado la sanción aplicada.
¿Qué papel juega entonces la Federación Mexicana de Futbol? ¿dónde queda la máxima autoridad si cualquiera puede saltarse las sanciones?, simplemente no lo entiendo.
Por tal situación, la Federación Mexicana de Futbol decidió vetar por un partido, el próximo 8 de marzo ante el Veracruz, las gradas del Estadio Hidalgo. Tanto cuerpo técnico como directiva habían acatado tal disposición y el juego se llevaría a cabo en la “Bella Airosa” a puerta cerrada.
Algo cambio los rumbos y los altos mandos del club decidieron trasladar el encuentro al Distrito Federal, e irónicamente al Estadio Azul, que con mucho gusto, abre sus puertas a todo el público, dejando a un lado la sanción aplicada.
¿Qué papel juega entonces la Federación Mexicana de Futbol? ¿dónde queda la máxima autoridad si cualquiera puede saltarse las sanciones?, simplemente no lo entiendo.
1 comentario:
México es un país surrealista, no es propio tratar de entenderlo. En cuanto al Pachuca, me parece que es un equipo con doble moral y nada honorable.
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